Ensayo de “El nombre de la Rosa” de Humberto Eco.
Ahora en la actualidad, los medios de comunicación nos han ofrecido un panorama diferente, sabemos ya, que la iglesia no solo está conformada por hombres de buena fe, sino también por gente que solo tiene como fin llenar un poco más sus bolsillos de dinero e incluso tener oportunidad de ejercer la pederastia.
La diferencia en que antes se pensara de una forma y ahora de otra, radica en la apertura y la información que se tiene en cada tiempo, pues hablamos de que hoy tenemos cualquier información al alcance de un clic y antes solo había unos cuantos libros que justamente la iglesia se encargaba de tener en cautiverio para poder controlar al pueblo.
Sin duda, los citados fragmentos hacen gala del fuerte celo con el que autoridades de la iglesia guardaban algún tipo de información, que a lo largo de la novela, nos relata Eco, no son solo libros religiosos, sino también libros que hablan sobre biología, anatomía, e incluso la obra más importante en la trama, Poética, de Aristóteles, que habla sobre comedia. Pero ¿cómo hacía la iglesia para que nadie sospechara? Todo se hacía en el nombre de alguna entidad de la cual no se tienen pruebas físicas, ya sea Dios o el Demonio, incluso en los asesinatos de la novela, se presumía que el autor el mismo Satanás.
A estas alturas del ensayo y entendiendo el tema que se toca, me permito hacer una aclaración. En los pasados párrafos critico las posturas sexuales dentro de la abadía, sin embargo, no tengo a bien ver mal la situación más sexual de la novela, cuando Adso tiene relaciones con una muchacha; y no la critico porque sea un acto heterosexual, sino que creo en que Adso aún tenía inocencia y ese encuentro solo fue circunstancial, sin premeditar el placer.[5] Habiendo aclarado eso, describo la última falta de la comunidad de aquella abadía de la que nos habla Eco y es la referida al asesinato. En nuestros tiempos, al estudiar algo sobre la Santa Inquisición, es inevitable sentir repudio por aquellas torturas que la sociedad de europea de la época sufría por parte de la iglesia. Sin embargo, en esos tiempos, estas prácticas eran muy comunes e impunes, pues la comunidad eclesiástica tenía el control social[6].
La mezcla entre censura y asesinato se descubre prácticamente al final, cuando en el devenir de la novela, nos damos cuenta de que el libro de Poética de Aristóteles estaba impregnado de veneno, encrucijada que descifra Guillermo, cuando logran llegar a los lugares más secretos de la biblioteca y Jorge intenta que él se envenene como lo hicieron las pasadas víctimas “Tu no lo ves, pero yo llevo guantes, con este estorbo en las manos no puedo separar un folio de otro, tendría que quitármelos y humedecerme los dedos en la lengua como lo hice esta mañana en el scriptorium”[7], párrafo que aclara la suspicacia de Guillermo y el fin del misterio. Y es así, como Humberto Eco, pone de manifiesto que dentro de la iglesia, según su visión, no todo era obediencia y amor a Dios, sino también, se trataba de una comunidad de hombres que faltaban a los mandamientos y a lo que ellos mismos predicaban.Si se quisiese ampliar más estas visiones, cabria estudiar todas las acciones que la comunidad eclesiástica tuvo en la época del oscurantismo para tener el control sobre toda la ignorante y analfabeta población.
[1] Eco, Humberto “Nombre de la Rosa, El” Segunda edición México 1993 ed. Patria Pp. 46-47
[2] Ibíd. pp. 50
[3] Ibíd... pp. 68
[4] Ibíd... pp. 137
[5] Ibíd... pp. 298-306
[6] Época del oscurantismo siglo V al XV aprox. Los autores se encuentran en disyuntiva, pues muchos dicen que se extendió hasta el siglo XVII pero ya con muy poca fuerza.
[7] Ibíd... pp. 567
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