sábado, 28 de noviembre de 2009

El Laberinto de la Soledad

El laberinto de la soledad es un libro en el cual por medio de sus 7 capítulos y su apéndice nos da un amplio análisis sobre lo que es el pueblo mexicano, y como a través de su historia va formando su carácter tan peculiar.

La soledad tema principal del análisis, es el meollo de todo pues debido a que el mexicano siempre ha sido un ser solitario, trata de nunca dejar esta soledad, que sin ella le quita su ser y su hombría, puesto que la soledad es más un carácter masculino que femenino deja a la mujer fuera de este asunto, mencionándola, pero siempre la pone en menor posición ante el hombre. Así en el capítulo de “máscaras mexicanas” nos habla sobre la simulación, la mentira y la máscara que son parte de la vestimenta del mexicano. El machismo pero también la defensa a la mujer es parte de la dualidad del mexicano. El hombre es hombre, y trae los pantalones bien puestos. No se “abre”, no se “raja”, no comparte sus emociones con los demás hombres y mucho menos con una mujer. “Abrirse” es perder su respeto y su lugar ante la sociedad. A pesar de su desdén en contra de la mujer, el hombre siempre la defiende, a pesar de su papel de sumisa, vulnerable y sufrida el hombre siempre estará ahí para darla a respetar y para que se vea su papel de fuerte. Habla del amor como falsedad y mentira puesto que con el amor se compenetra con otra persona y el hombre deja a un lado su soledad, el amor lo hace débil. El mexicano solo ve al amor como método de conquista.

La tradición es otro tema que se aborda, la tradición que tiene el mexicano ante diversos temas, celebraciones y actitudes, son otras de las cosas que forman la personalidad del mexicano. Desde la conquista nos muestra la singularidad del mexicano por seguir las prácticas que los españoles nos trajeron. Un sinfín de tradiciones, costumbres y creencias tuvimos que adoptar por el uso de la fuerza que reyes y virreyes implantaron para que nosotros tuviésemos las mismas ideas que ellos.

Las tradiciones se convierten ahora en días con un significado vacio, en las que solo sirven como una distracción para salir de lo cotidiano, para gritar y para celebrar; para dejar de ser uno mismo y dejar salir a nuestro verdadero mexicano, el mexicano alegre y libre. México tiene un sinfín de días festivos, conjuntos a las de cada pueblo que tiene aun mas, a cada santo se le hace su fiesta, fiestas que conllevan a un derroche de dinero que es justificado por el santo patrono.

“A través de la fiesta la sociedad se libera de las normas que se ha impuesto. Se burla de sus dioses, de sus principios y de sus leyes: se niega a sí misma”.

Habla de la muerte como tema intocable para unos y burla para los mexicanos. Fiesta tradicionalmente celebrada cada 1 y 2 de noviembre, celebración que en los tiempos de los aztecas la muerte era una reverencia hacia el cosmos y a los dioses, con el cristianismo era solo un paso hacia una nueva vida, ahora la muerte no es más que un motivo de celebración y tan solo un hecho más, aunque la vida careciente de importancia adula a la muerte. Motivo de celebración en la cual el mexicano se emborracha y se abre ante la gente pero “por ambos caminos el mexicano se cierra al mundo: a la vida y a la muerte”.

La soledad del mexicano es un tema que suena contradictorio a la naturaleza pues se comenta que el hombre es el único ser que se siente solo y que anda en busca de otro. El feto es un ser que ignora de su existencia y que al nacer nos liberamos de esa vida ciega que llevábamos y se rompe el lazo entre la satisfacción y deseo. Desde ahí todos nuestros esfuerzos van dirigidos a liberarnos de esa soledad, aunque hay cosas que nos hacen recordar nuestra soledad como las penas de amor ya que el hombre se aleja de la mano de Dios, el amor es algo natural y humano, también nacer y morir son experiencias de soledad, por que nacemos solos y morimos solos.

Stephanie Cuevas, FES-Aragón-UNAM

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