domingo, 20 de septiembre de 2009

Ética en el estudiante

¿Qué tan capaz es un estudiante de mantener intacta y sustentada la credibilidad de su persona? He ahí la premisa de la ética de dicho individuo en su labor estudiantil. Frívolamente, pienso que un profesor no debiera sentirse ofendido por el desacato a dicha ética; un profesor estrictamente conducido por su trabajo y su integridad sí, ese profesor debiera sentir algún tipo de “culpa” por el comportamiento corrupto de algún estudiante, ya que significa (o al menos da a entender) que el profesor no se encuentra funcionando de una manera adecuada en su labor de enseñanza y de acatamiento (imposición) de reglas.

Pero, ¿qué es lo que entiendo por ética? En mi se manifiesta como la práctica y concepto contrapuestos a la naturaleza misma del hombre, pero que sin ella, no nos podríamos visualizar como la sociedad y civilizaciones que formamos, pudiera ser que no existiéramos siquiera como tales. Es el regulador necesario que obtenemos al adoptar las reglas y normas de una sociedad (grupo, sector, civilización, comunidad, etc.). El nivel de firmeza y seguimiento de las imposiciones es proporcional al nivel de castigo que se obtiene al desacatar dichas normas.

Un estudiante al “hacer trampa” bien puede timar a su profesor con el fin de aprobar la materia, que en todos los casos, o al menos en la mayoría, es el fin que se maneja: “pasar”. Es aquí donde retomo la pregunta sobre la credibilidad y, añado, la fuerza o ligereza que ésta puede ejercer sobre él. El pupilo, al fallar con las reglas ya antes impuestas por su profesor se estará perjudicando sólo a él. Éste lo sabe, pero aun así realiza el rompimiento a la norma, él no visualiza su futuro, prefiere tomar un camino sencillo y fácil de cruzar, y no como el buen estudiante que es quien se adecua a la figura que representa su profesor. Veo que el problema es adecuarse.

El estudiante corrupto aprueba la materia, sin embargo, no aprende algo, ¿le importa?, en ese momento, no; después, tal vez sí. El punto donde se aprende el valor de la ética es presentado en este momento, una vez que ya se ha quebrantado. Otra dificultad es que, si una vez habiendo visto la lección, y no aprendiéndola, ¿se seguirá con ese comportamiento? Puede que una sola lección no haya bastado.

La falta de ética, o la presencia nula de dicha acción, es la consecuencia de la precaria disciplina y ausencia práctica de las reglas que un profesor pueda manifestar, sumado a ello la irresponsabilidad y la ausencia de compromiso por parte del estudiante. El hombre, como ya lo había mencionado, debe ser regulado si es que desea formar parte de alguna estructura social.

Todos los personajes que entran en un aula de clases saben el compromiso que contraen al ingresar en dicho lugar, algunos lo ven como compromiso, otros lo verán, además de compromiso, como parte fundamental de su formación educativa, personal, etc. El alumno debe ser honesto consigo mismo, esto por el hecho de que posea intereses, y si sus intereses no van de acuerdo a la institución educativa a la que pertenece, debe renunciar a ellos y adecuarse a otros que le sean placenteros, y que piense, verdaderamente, que le sean formativos. Lo anterior, debe ser contraído siempre y cuando exista el deseo de trascendencia personal.

Ramírez Reyes Alberto, FES-Aragón-UNAM

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